sábado, 19 de marzo de 2011


" Allí vinieron, confundidos con la hojarasca humana, arrastrados por su impetuosa fuerza, los desperdicios de los almacenes, de los hospitales, de los salones de diversión, de las plantas eléctricas; desperdicios de mujeres solas y de hombres que amarraban la mula en un horcón del hotel, trayendo como un único equipaje, un baúl de madera o un atadillo de ropa, y a los pocos meses tenían casa propia, dos concubinas y el título militar que les quedaron debiendo por haber llegado tarde a la guerra.
(...)
Hay un minuto en que se agota la siesta. Hasta la secreta, recóndita, minúscula actividad de los insectos cesa en ese instante preciso; el curso de la naturaleza se detiene; la creación se tambalea al borde del caos y las mujeres se incorporan, babeando, con la flor de la almohada bordada en la mejilla, sofocadas por la temperatura y el rencor.
"

La hojarasca (fragmento)
Gabriel García Máquez

jueves, 22 de julio de 2010


...Y buscas quizá desempolvar las huellas de otros besos
que se posaron en estos mismos labios,
pero esos no dejaron ni la silueta
que hoy dibuja tu boca en mi boca,
con pincel de brocha gorda
y sutiles toques de pincelada de poeta...

viernes, 5 de febrero de 2010


"Elle va changer ta vie..."

jueves, 28 de enero de 2010

Te amo, lectura (Natacha)

La maestra propuso algunos libros para leer y sugirió que podían armar equipos para realizar los trabajos o, simplemente, compartir las lecturas.
Sin embargo, por alguna razón, los equipos se dividieron de manera que los varones escogieron Tom Sawyer y las niñas:
El Principito.

- ¡Tom Sawyer, si quiere, le re-rompe la cara al Principito! (Jorge).
- ¡Sí, nene! ¡Y el principito le tira con un planeta que lo revienta! (Sabrina)promocion-a-la-lectura-11
- ¡Bien, Sabrina! (Natacha).
- ¡Ja, chicos, miren lo que dijo! ¡Los planetas no se pueden tirar, nenita! (Rubén).
- ¡Callate, Rubén, que siempre pedís ayuda en ciencias naturales! (Pati).
- ¡¿Y qué tiene?! (Rubén).
- ¡Que te hacés el que sabés cómo se tiran los planetas! (Pati).
- Además, Tom Sawyer tiene de amigo a Huckelberry, que se sabe de todo y lo deja como una papa frita! (Federico).
- ¡Y el Principito tiene un lobo que para eso lo entrenó y lo deja peor que la abuela de Caperucita! (Leonor).
- ¡Si esa se salvó! (Nicolás).promocion-a-la-lectura-2
- ¡Pero por culpa del leñador, nenito!(Natacha).
- ¿¡Y qué?! ¡Mi papá trabaja en la ferretería! (Federico).
- ¿¡Y eso qué tiene que ver, Federico!? ¡Ay! ¡Nada que ver! ¡Chicas, éste se zarpó! (las chicas juntas).
- ¡Que no será leñador pero ahí venden maderas, hachas, de todo! (Federico).
- ¡Sí, nena! ¿¡Y dónde te creés que compran las cosas los leñadores?! ¡Conoce a un montón! (Jorge).
- ¡Además el Principito no lo entrenó para atacar al lobo, sino que lo domesticó por amor! (Rubén).
- ¿¡Y vos cómo sabés eso, Rubén!? (Valeria, alerta contenta).
- No, nada que ver… bueno… (Rubén).
- ¡Chicas! ¡Rubén leyó el Principito! ¡Ganamos! (Leonor).
- ¡Qué salame que sos, Rubén! (Jorge, agarrándose la cabeza).
- ¡Ga-nááááá-mos! ¡Ga-nááááá-mos! ¡Ga-nááááá-mos! (las chicas, abrazándose).
- ¡Paren, nenas! ¿¡De qué ganaron?! (Federico).
- ¡Lero lero, lero lero! ¡Ga-nááááá-mos! (Natacha).
- ¡Si la maestra nos dio los dos para escoger, nenas! (Nicolás).
- Pero las chicas habíamos elegido al Principito y ustedes a Tom Sawyer (Pati).
- ¿¿¿Y qué tiene??? ¡Paren de hacerse las cancheritas! (los varones).
- Que si Rubén lo leyó es porque está más bue-no-nues-tro-li-bro, ja ja já (Sabrina).
- ¡Vivan las chicas! (abrazándose).
- ¡No lo leí entero! ¡Paren, paren! ¡Lo leí un poco porque mi hermana lo tenía!(Rubén).
- ¡Aguante el Principito! ¡Aguante el Principito! ¡Aguante el Principito! (las chicas, saltando en ronda, abrazadas).
- Chicos, vámonos que son unas plomas (Federico).
- ¡Aguante el Principito! ¡Aguante el Principito! (las chicas).

Los varones se retiran murmurando.

- Chicos, pero les juro que a Tom Sawyer sí me lo estoy leyendo entero (Rubén, alcanzando al resto de los varones).promocion-a-la-lectura-3
- … (Nicolás le da una suave palmada en la cabeza).
- ¡Y me gusta más! ¡En serio! ¡O igual, pero me gusta más! (Rubén).
- Está todo bien, Rubén; pero tenés que fijarte lo que decís delante las chicas (Jorge, le cruza el brazo sobre los hombros, mientras siguen caminando).


Luis Maria Pescetti.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Novia de nadie..


- Otra vez tú !!! - decían sus miradas.
Envidiosas, de reojo la miraban subirse al pedestal. Era ella la elegida, la modelo.

Una cintura perfecta que marcaban las curvas más peligrosas de la delgadez... perfecta. La mejores prendas estaban en su piel lisa. Había salido caro tenerla ahí. Pero siempre supieron que era la mejor modelo cuando la compraron.

La gente que caminaba, se detenía para mirarla. A ella, por encima de las otras tres. Hombres que pasaban llevaban su mirada a su par de senos redondos y firmes, luego miraban sus ojos brillantes, llenos de vida. Azules como el mar más profundo, azules como el cielo mezclado con la noche. Pareciera mentira que no fuera verdad la mentira más hermosa!!!

Mientras que las mujeres que pasaban, pedían siempre a la vendedora la ropa que llevaba ella. La lucía, la vendía...
Ser la mejor costaba un precio. Envidia, no tenerlas como amigas.

Una mañana las calles desiertas que volvían a vestirla la enfundaron en un blanco y sedoso vestido. Ese que toda mujer sueña ya convencida de que será el mejor de la ocasión. Para ese día único en la vida. Para ese día que nos juran amor.

Diseño de prestigioso diseñador francés Francis Piero que ella lo llevaría a lo más alto, dejando atrás al resto insignificantes muñecas de madera sin corazón. Egoístas que solo miraban y comparaban que escogerían para las otras. Por eso estaban opacas de cólera, sin brillo en los ojos. Sin vida.


El vestido que nunca podría hacer realidad su sueño. Estaba clavado en su cuerpo. Cuando lo vio detergerse ante ella. La miró de abajo hacia arriba mientras pasabas sin pensar detenerse y al ver su rostro, retrocedió sus pasos para clavar su mirada, su porte varonil. Perfecto hombre de carne y hueso sobre los ojos de la novia. Nunca nadie la miró así de esa manera. Nunca nadie la vio con tanto amor, como una mujer de carne y hueso. El extraño la amó en esos veinte segundos y luego se marchó, para nunca más volverla a ver.


No tardó en venderse. Alguien llamó cuarenta minutos después. Una mujer que en dos meses se casaría sabía que era exclusivo de Francis, lo había visto en su desfile en París unas semanas atrás. Sabía que era ese y no otro.
Esa misma tarde una joven llega, es hermosa. Ansiosa clavó la vista en el vestido, su vestido. Era ella, la novia, la verdadera.

- Hola. Buenas tardes. Que desea señorita.

- Buenas. Vengo por el vestido de Francis, el que encargué esta mañana...quiero pagarlo ya mismo!

- Muy bien pase por aquí y tome asiento. Recuerde el contrato que nosotros le comentamos por teléfono esta mañana. Como comerciantes firmamos con la marca de Francis Piero que el vestido se exhibiría por una semana en nuestra vidriera, pasada la semana podrá retirarlo.....

- Entendí totalmente..- interrumpe simpáticamente- y estoy feliz de haber llamado a tiempo, gracias a Dios mi prometido pasó y vio el vestido esta mañana.... el lo reconoció de inmediato sabía que yo había quedado encantada con el desfile en París donde fuimos juntos..


Ahí estaba la novia, que nunca podrá ser novia. Bella, radiante escuchándolo todo. Virgen eterna. Enamorada de aquel amante que simplemente pasó y se fue.
No estaba enamorada de ella. No era a ella a quien miraban esa mañana. El amaba a otra, una mujer.

Así pasaron los días y años, nunca lo puedo olvidar hasta que poco a poco el tiempo le opacó el brillo de sus ojos, la realeza de su piel.
Ya desnuda. Un cuerpo esperaba en el basural. Había sido la más hermosa, la principal..
Ahora estaba desecha, era un desecho inmóvil en el cementerio de la basura del olvido.

Su corazón siempre estuvo sepultado pero podía latir y aún así seguiría palpitando, aunque nunca nadie se detuvo a escucharlo en el otro lado del cristal.

Novia de nadie.


* 3 meses y 3 días *

lunes, 20 de julio de 2009

..."Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos"...

(Juan 15:13)

miércoles, 6 de mayo de 2009


Cuentan que cuentan
que había una vez una princesa
que vivía en un estante
de una vieja biblioteca.
Su casa era un cuento de hadas,
que casi nadie leía,
que estaba entre un diccionario
y un libro de poesías.
Solamente algunos chicos
acariciaban sus páginas
y visitaban a veces
su palacio de palabras.
Desde la torre más alta,
suspiraba la princesa.
Lágrimas de tinta negra
deletreaban su tristeza.
Es que ella estaba aburrida
de vivir la misma historia
que de tanto repetir
se sabía de memoria:
la bruja que la hechizaba
por envidiar su belleza
y el príncipe rescatándola
y casándose con ella.
Cuentan que cuentan que un día
justo en el último estante
alguien encontró otro libro
que no había visto antes.
Al abrir con suavidad
sus hojas amarillentas
salió un capitán pirata
que estaba en esa novela.
Asomada entre las páginas
la princesa lo miraba.
Él dibujó una sonrisa
sólo para saludarla.
Y tarareó la canción
que el mar le canta a la luna
y le regaló un collar
hecho de algas y espuma.
Sentado sobre un renglón,
el pirata, cada noche,
la esperaba en una esquina
del capítulo catorce.
Ella subía en silencio
una escalera de sílabas
para encontrar al pirata
en la última repisa.
Y se quedaban muy juntos
hasta que salía el sol,
oyendo el murmullo tibio
del mar, en un caracol.
Cuentan que cuentan que en mayo
los dos se fueron un día
y dejaron en sus libros
varias páginas vacías.
Muchos otros personajes
ofendidos protestaban:
–Las princesas de los cuentos
no se van con los piratas.
Pero ellos ya estaban lejos,
muy lejos, en alta mar
y escribían otra historia
conjugando el verbo amar.
El pirata y la princesa
aferrada al brazo de él
navegan por siete mares
en un barco de papel.


(Liliana Cinetto)